Aunque el "agruparse" haya sido desde siempre una característica de la juventud, lo característico y preocupante de estos últimos tiempos es el grado de violencia que dichos grupos tienen entre ellos. Diferentes sociólogos han señalado el momento de la emergencia de subculturas en las grandes ciudades como un efecto residual, paralelo y no deseado de la globalización.
Hay características particulares que permiten catalogarlos integrantes de las tribus urbanas como "punks", "rollingas", "neo-hippies", "tecnos", "freaks", "metaleros", "cumbieros" o "unders", y a la vez, les confieren cierta identidad que les otorga seguridad, los distingue de los demás grupos y a la vez marca la diferencia con otras organizaciones juveniles.
Asimismo, al interior del grupo, estas subculturas constituyen verdaderas comunidades emocionales y se crean lazos específicos de solidaridad particulares en cada grupo de pertenencia, donde en verdad lo que buscan es sentirse contenidos afectivamente y escapar de la soledad que les provoca el afuera.